La habitación permanecía en penumbras; Jorge se encontraba recostado en la cama. No escuchó entrar a su abuelo porque tenía los cascos puestos, con la música al máximo de volumen. Manuel se acercó a él, fue entonces cuando el chico depositó en la mesita de noche el Ipad.
Lo que el corazón calla, enferma en la garganta
